Friday, September 08, 2006

La idea del año decisivo

Durante 1985 se institucionalizó una profunda crisis económica: alza del dólar, de la inflación, estancamiento industrial , altos niveles de cesantía además de la duración hasta Junio del Estado de Sitio. La percepción de que la correlación de fuerzas era favorable, la preparación de osadas acciones armadas más los alzamientos populares acaecidos en Haití y Filipinas donde cayeron Duvalier y Marcos aumentan la determinación de que 1986 fuese el año decisivo. Luis Corvalán en una entrevista al diario ‘Excelsior’ de México el 14 de Junio de 1985 expresó la idea de ir definiendo en un marco temporal las acciones que debía efectuar la oposición en su combate contra la dictadura, “si se ponen de acuerdo los partidos de centro, derecha y de izquierda…si la Democracia Cristiana acepta la conjunción de todas las fuerzas democráticas sin excluir a ninguna, podríamos cumplir con el deber patriótico y moral de terminar con la dictadura en el más breve plazo posible. Incluso este año todo puede ser. Puede también ser este año o el próximo…(pero) ello depende no sólo de nosotros”[1]. El Comandante Daniel Huerta del Frente Patriótico Manuel Rodríguez apuntaba a uso del legítimo derecho a la violencia para defenderse, “nuestra estrategia…obedece a una resolución profundamente meditada, que en dos años de existencia ha demostrado ser eficaz…En Filipinas el pueblo movilizado y el avance de un poderoso movimiento guerrillero posibilitaron la liberación”[2].

En Noviembre de 1985 tras el rechazo de Pinochet al Acuerdo, se efectuó en el Parque O’Higgins una masiva concentración convocada por la Alianza Democrática y el MDP. Impulsada principalmente por el ala socialista de la Alianza, se constituyó en una de las pocas manifestaciones de unidad real que emprendería la oposición hasta el Paro Nacional del 2 y 3 de julio del año siguiente.

El Partido Comunista y vastos sectores opositores vieron que 1986 sería el año en donde los acontecimientos generarían una situación de ingobernabilidad para derribar el régimen y así no acatar los plazos fijados por Pinochet y que lo mantendrían en el poder hasta 1990 intentando por todos los medios desestabilizarlo, elevar los niveles de lucha, relanzar la movilización social y acciones como los paros nacionales y el uso de la lucha armada encabezada por el PC.

En un Congreso de trabajadores en Rancagua efectuado en Enero del ’86 se reafirmó el compromiso democrático “para que sea el año definitivo… profundizando la movilización activa unitaria y solidaria”
[3]. El Presidente de la Juventud Demócrata Cristiana, Andrés Palma enfatiza que “1986 será el año decisivo para el reencuentro de Chile con la Democracia …(ya que se cuenta con) una población dispuesta a movilizarse”[4]. José Sanfuentes Secretario General del MDP reafirma que “1986 debe ser el año de la liberación de Chile”.[5]

Con un proceso de movilizaciones sociales debilitado respecto de los tres años anteriores, la concepción del año decisivo más que una realidad cercana significaba el jugarse todas las cartas, expresa más que cualquier otra cosa una voluntad política que se veía con ciertas posibilidades de éxito, teniendo en consideración que se preparaba la operación de desembarco de pertrechos en la Tercera Región y el atentado a Pinochet.

Comenzando el año 1986 las acciones se multiplicaron: secuestros, atentados explosivos y ataques a cuarteles de las Fuerzas Armadas. En Abril un grupo de aproximadamente 600 dirigentes de 20 organizaciones, entre ellas el Comando Nacional de Trabajadores y la Central democrática de trabajadores, las más importantes federaciones sindicales, dueños de camiones, confederación de comercio minorista, asociaciones de profesores y estudiantes, de colegios profesionales y agrupaciones indígenas, se reunieron en una casa de retiro jesuita en las cercanías de Santiago acordando la formación de la Asamblea de la Civilidad auspiciada por la oposición con el PC incluido. Presidida por el Presidente del Colegio Médico Juan Luis González pretendía llenar un vacío que había dejado el rechazo al Acuerdo Nacional y otras propuestas que levantaron grupos opositores tales como el ‘grupo de los 24’ que a fines de 1984 redactó una Constitución para la futura transición y la Intransigencia Democrática surgida tras el grupo de los 24 agrupando a comunistas, humanistas e incluso republicanos que pretendían deponer al gobierno a través de la movilización social, concretada en la desobediencia civil sin dar margen a la posibilidad de negociación.

La Asamblea de la Civilidad firmó un documento de 50 puntos, la “Demanda de Chile”, que pretendía una nueva Constitución, un cambio en las políticas sociales y económicas, reducción de presupuesto militar, fin de la intervención militar en las universidades, negociación de la deuda externa y justicia para las víctimas de violaciones a los derechos humanos, llamando a “asumir su responsabilidad en estos momentos decisivos. Somos las grandes mayorías nacionales representadas en esta Asamblea las que iniciamos un proceso sostenido y ascendente de movilización social”
[6]. Le dio plazo al gobierno hasta el 31 de Mayo para que contestara el pliego de peticiones, cosa que no ocurrió, convocándose a un paro y protesta nacional para los días 2 y 3 de Julio .
[1] “Caminos para la Libertad…Pág. 130.
[2] “Políticos tras un camino único”. Análisis N°134, Santiago, 18 al 24 de Marzo de 1986. Pág. 22.
[3] “Congreso de Trabajadores en Rancagua”. Análisis N°126., Stgo., 21 al 27 de Enero de 1986. Pág. 21
[4] Ib. Idem. Pág. 36
[5] “1986 debe ser el año de la liberación de Chile”. Análisis N°129, Stgo., 11 al 17 de Febrero de 1986. Pág. 36.
[6] Corvalán, L. Op. Cit. Pág. 291.

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