Friday, September 08, 2006

Hallazgo de Arsenales en Carrizal Bajo

Si lo expuesto durante el Pleno de 1985, la actuación de la diplomacia norteamericana, la alternativa de una salida pactada y las diferencias históricas alejaban al PC de la oposición conjunta, el descubrimiento de los arsenales de Carrizal Bajo aceleró aún más el proceso de aislamiento y exclusión del Partido Comunista de cara a un proceso de transición a la democracia. La magnitud de la operación involucraba invariablemente a Estados Unidos que no permitiría el recalentamiento de su patio trasero, pero también su envergadura trastornó al propio régimen, que había vivido durante trece años en un microclima de guerra propia, en estado de paranoia constante que le impedía en aquel momento el sopesar lo que significaba la posibilidad de una guerra real.

Pero para el PC el efecto principal fue la pérdida de confianza que se produjo entre los demás partidos opositores y el aislamiento de sus relaciones políticas tomando en cuenta la cantidad de armamento que se había desembarcado -aproximadamente 50 toneladas- se pensó que la postura comunista de emplear todas las formas de lucha para derribar a la dictadura no apuntaba sólo a ese propósito sino que a la toma del poder y la exclusión del resto, esa es la conclusión a la que llegan las diferentes fuerzas políticas, a lo que se suma que muchas de ellas por razones ideológicas eran históricamente opositoras al PC, encontrando aquí la justificación para producir la ruptura.

La planificación de la operación había comenzado bastante tiempo antes pues ya se hacía difícil transportar armas desde los países fronterizos por tierra aunque fuese en pequeñas partidas. Comenzó a materializarse el 23 de Octubre de 1985 cuando se constituyó legalmente la sociedad de cultivos marinos Chungungo Limitada con domicilio en Vallenar, solicitando en concesión a la Subsecretaría de Marina por cinco años un sector de la playa en la Tercera Región, la caleta Herradura de Carrizal, previamente chequeada, para establecer un vivero de ostiones.
Pero desde aquel momento empezaron a cometerse errores importantes para un procedimiento de esta magnitud.

En primer lugar, en un lugar alejado e inhóspito una maniobra de esta naturaleza necesita de una mayor discreción y no caer en excesos, como la utilización de recursos en una zona en donde no existen. Se compró un camión de alto y dos de mediano tonelaje, otros cisterna, un par de camionetas y de jeeps, se instalaron unos cuantos galpones, una pequeña escuela de guerrilla además de la adquisición de dos pesqueros de alta mar, el ‘Astrid Sue’ y el ‘Chompalhue’, “claro, si tu llegas con mucha plata todo el mundo te mira raro, si contrataste camiones, si arriendas esto o lo otro; no era la Anaconda la que se estaba instalando, es gente a la que no conoce nadie. Yo creo que los problemas viene de ahí”
[1].

Para Enero de 1986 se había habilitado una serie de piques mineros abandonados para ocultar pertrechos, situación que se repetía en distintos lugares de Santiago. La ‘Chompalhue’ salió al encuentro del buque cubano ‘Río Nagasa’ para descargar de madrugada parte del armamento, momento en el que se produjo otro problema y que quizás generaría las dificultades mas insalvables respecto a la cantidad de armas y su capacidad de absorción; es más, en el momento del desembarco desde el ‘Río Nagasa’ hubo que lanzar parte del cargamento al mar por la poca capacidad de la goleta. La noche siguiente ayudándose de botes inflables comenzaron a descargarse los primeros pertrechos, algunos de los cuales alcanzaron a llegar a Santiago pero la mayoría comenzó a ser ocultados en los piques mineros cerca del mismo lugar del desembarco esperándose para Julio dos desembarcos más de la ‘Astrid Sue’.

Como se dijo el problema de absorción del armamento se presentó inmediatamente y en un aspecto se relacionaba con el tipo de armamento y la lucha que el PC y el FPMR querían llevar a cabo, por ejemplo, por su considerable tamaño el fusil M-16 no es el más indicado para llevar a cabo la lucha guerrillera urbana, hasta ese momento el armamento que se había traído era de combate de ciudad, como subametralladoras, pistolas y revólveres, descordinación que provino de la dirección del Partido, “esa no es una acción que la puedan resolver dos tipos: ¡Bueno, yo voy a decirle a mi compadre cubano que me mande unas armitas! si no está la dirección del Partido en el exterior de acuerdo…no es que a un par de personas se les ocurrió llamar a la Habana y decir ¿cuántas armas quieren que les mandemos?, no, esta es una cuestión que se pensó a otro nivel…pero esa no es una operación del Frente, el Frente tenía que asumir todo, si el Frente se hizo para eso”
[2].

En esa equivocación mucho tiene que ver la idea que tenían los dirigentes en el exterior respecto de la capacidad del FPMR, movimiento que en su mejor momento no tenía más de 500 miembros que obviamente no serían capaces de hacerse cargo de 50 toneladas de armamento, la ventaja que tenían para desenvolverse a pesar de su reducido número es que habían sido preparados como militares.

Respecto a la proveniencia de las armas, la mayor parte de éstas habían sido abandonadas por las tropas estadounidenses en el transcurso de la guerra de Vietnam, recogidas por los vietnamitas y luego adquiridas por los soviéticos quienes las enviaron a Cuba. También existía armamento de origen soviético y checoslovaco, el que se pensaba sería usado durante Julio y Agosto como meses decisivos en vista de un plan de combate presupuestado para Septiembre; inicialmente la idea era que al armamento pudiera estar disponible el 2 y 3 de Julio para darle a ese paro un carácter militar.

La combinación de algunos de estos factores, en donde entran a tallar aspectos de inteligencia militar, provocaron el descubrimiento de los arsenales el 6 de Agosto de 1986. Varias versiones le asignan participación en la entrega de la información al gobierno al Comandante en Jefe del Comando Sur de Estados Unidos John Galvin quien se habría enterado de los desembarcos por medio de un satélite. En ese momento Galvin había visitado el país para estrechar lazos con el ejército chileno en acciones antisubversivas
[3]. Desde mediados de 1985 los servicios de inteligencia peruanos detectaron en la caleta Llostay al Sur de Tacna algunos fusiles M-16 y lanzacohetes entre otros pertrechos desembarcados en botes inflables desde El Callao.[4]

Otra explicación es que simplemente se filtró la información por los excesos ya explicados comenzando un proceso de comprobación de antecedentes llevado a cabo por Carabineros y la CNI que terminó por enviar una patrulla que encontró el arsenal. Esta explicación se basa en que de haberse sabido de un desembarco de tamaña magnitud no hubiese llegado simplemente una avanzada militar con sólo una patrulla sino que un contingente de mucha mayor envergadura. Esa es la interpretación que manejan la mayoría de los integrantes del FPMR, relacionando la filtración a las fallas que se cometieron en el transcurso de la operación, no asumidas aún por el PC que se deshizo de la responsabilidad en desmedro del FPMR, “los dejaron como locos, irresponsables que lo hicieron porque se les ocurrió, que andaban ‘puteando’ y por eso los pillaron…aquí hubo un problema mucho mayor y es que simplemente se te fue de las manos lo que tenías que meter, no le vas a echar la culpa al que descargaba si le tiraste un barco entero en la cabeza…ya no había más hoyos en donde echar ‘fierros’, ese es el punto” .
[5]

El hallazgo de la mayoría de los pertrechos significó que se perdiera lo que para muchos era el segundo mayor arsenal clandestino enviado para la lucha guerrillera en América Latina, el mayor fue el que se despachó al M-19 de Colombia, con la diferencia que aquel fue recibido casi totalmente.
[6]

Durante el operativo de la CNI fueron detenidos el 8 de Agosto Alfredo Malbrich, planificador del desembarco y Sergio Buschmann, encargado de las empresas fachadas y del Transporte de armas desde la playa hacia el interior. La maniobra militar fue rápida llegándose a detener en total a 21 frentistas luego de cercar la ciudad de Vallenar, descubriendo además depósitos de armas en Pirque y La Pintana en Santiago. Debido a la poca credibilidad del gobierno y a las causas políticas que necesariamente traería el fracaso de la operación, tanto el PC como el Frente negaron en un primer momento su responsabilidad, pero día más tarde desde la Penitenciaría, Buschmann, Malbrich, Claudio y Víctor Molina más José Moya leyeron una proclama reivindicatoria en donde afirmaban que el arsenal y la escuela de guerrilla pertenecían al frente, “después de realizarse una adecuada exploración se decide implementar en la zona de Carrizal Bajo una
cobertura de seguridad compartimentada contratando a personas que desconocen el
contenido que ella conlleva. Otra unidad realiza los labores de instrucciones en la escuela...un reducido número de combatientes conocíamos y participábamos en esa operación se encontraba en su parte final …y debido a algunos errores nuestros, el enemigo detectó la escuela ubicada en Caleta Corral, encontrando una parte del armamento”.[7]

No sólo consecuencias políticas respecto del lugar que ocuparía el PC de ahí en más en el escenario público chileno tuvo
el fracaso de Carrizal, sino que también significó la primera gran derrota del FPMR, que hasta ese momento aparecía como invencible ante la opinión pública. A pesar de constituir en la realidad un pequeño aparato militar habían logrado configurar un verdadero mito social al completar casi tres años burlando el aparato represivo en el que se sostenía la dictadura encabezando las acciones desestabilizadoras durante el proceso de protestas. Por ejemplo en Noviembre de 1985 Pinochet cumplió 70 años, pidiendo ser filmado mientras hacía ejercicios físicos y pronunciando su recordada frase ‘acá no se mueve una hoja sin que yo lo sepa’; el FPMR ‘festejó’ el cumpleaños derribando 70 torres eléctricas, una por cada año[8]. En un mes, luego de los fracasos de Carrizal Bajo y del atentado a la caravana presidencial está imagen se desplomó.
[1] Conversación con Pedro. 23 de Noviembre del 2001.
[2] Ib. Idem
[3] Cfr. con “Galvin, soldado amigo”. Hoy N° 512, Stgo., 11 al 17 de Mayo de 1987, pág. 7; “El camino de Pinochet”. Hoy Edición Extraordinaria, Stgo., 1987, pág. 8; Whelan, J. “Desde las Cenizas. Vida, Muerte y Transformación de la Democracia en Chile. 1833-1988”. Edit.. Zig-Zag, Stgo., Chile, 1995, pág. 701.
[4] Cfr. con Cavallo, A. y otros. “La Historia Oculta del Régimen Militar”. De. La Época, Stgo., Chile, 1988. Pág. 391
[5] Conversación con Pedro. 23 de Noviembre del 2001.
[6] Cfr. con Maira, L y Vacaro, G. Op. Cit. Pág. 100.
[7] Lozza, A. “Atentado a…”. Págs. 9 y 10.
[8] Cfr. con Cataldi, R. “Chile, la Rebelión Popular”. Edit. Anteo, B. Aires, Argentina, 1986. Pág. 6.

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