El atentado a Pinochet
Se ha dicho que desde fines de 1984 el PC y la jefatura del FPMR tenía prevista la posibilidad de eliminar a Pinochet, quien era visto como el impedimento principal para retornar a la democracia. Durante meses se exploró la ruta más apropiada, concluyéndose que la ruta G-25, en la zona del Cajón del Maipo, era la más apropiada. A pesar del descubrimiento de los arsenales en Carrizal, Pinochet seguía viajando cada fin de semana hacia su casa en El Melocotón, ubicada en aquella zona, es más, regresaba casi a la misma hora a Santiago.
A mediados de 1986 fue nombrado jefe de la Operación ‘Patria Nueva’ José J. Valenzuela Levi, el Comandante Ernesto, combatiente en la revolución sandinista, quien había ingresado al país de manera clandestina el año anterior. Inicialmente la alternativa para llevar a cabo la operación habría sido la de hacer explotar el camino, como lo había hecho la ETA en 1973 en el atentado a Carrero Blanco en Madrid, por lo cual se decidió arrendar una amasandería en las Vizcachas para construir un túnel. Esta opción se descartaría finalmente por cuanto la velocidad de los vehículos reducía el porcentaje de efectividad, además que entre el armamento perdido en Carrizal se encontraba la mayor parte de los explosivos que se utilizarían, inclinándose por la opción de la emboscada. El túnel serviría para ocultar las armas que se utilizarían en el procedimiento.
La operación debía efectuarse lo más rápido posible y quizás por eso falló, pero el PC estaba atrapado en una dinámica que lo presionaba a demostrar con hechos que tenía la razón, que su alternativa era la correcta y que irremediablemente debían pagarse los costos necesarios tras cada embate.
Bajo la misma jefatura comenzaría el plan alterno, arrendándose una casa en el sector de La Obra. Se envió a otros militantes a una hostería en San Alfonso como misioneros, se realizó una etapa de acondicionamiento físico y se consiguieron los vehículos adecuados para el ataque y posterior escape, con balizas y sirenas.
El proceso de preparación se habría llevado a cabo al margen de la Dirección de Frente, incorporando sí a su Jefe, tomando a un grupo de veinticinco combatientes que no se habrían enterado sino una semana antes para lo que se les preparaba.
Se formaron diferentes grupos, cada uno con sus respectivos jefes a quienes se les definió su rol en la maniobra. El grupo 501 era el de ‘contención y choque’ y debía detener el avance de la comitiva debiendo eliminar el primer vehículo de escoltas y las dos motos de carabineros; el grupo 502 era el de ‘asalto’ que debía aniquilar al segundo y tercer vehículo, uno de los que podría ser el que ocupaba Pinochet; el grupo 503 sería también de asalto y debía acabar con el cuarto vehículo de la comitiva; estos dos grupos estarían apostados en el cerro. El último grupo, el de ‘retaguardia’, tenía la tarea de atacar al último auto de la comitiva y cortar el paso a quien pretendiera escapar. Vehículos, lanzacohetes LOW, granadas, subametralladoras y fusiles M-16 serían utilizados para la ofensiva[1].
La Izquierda había convocado para el jueves 4 de Septiembre una jornada de protesta con el fin de conmemorar la elección presidencial de Salvador Allende, mismo día en el que se acuartelaron los combatientes que protagonizarían el atentado. Al día siguiente Pinochet se dirigía hacia El Melocotón luego de dirigir las acciones represivas contra la protesta.
El domingo 7 de septiembre a las 18:32, cuando Pinochet retornaba a Santiago se materializó la operación. Durante siete minutos se desató una balacera tras la cual los frentistas se descolgaron del cerro para abordar los autos que estaban dispuesto para una fuga que dada la escasa respuesta resultó sorpresivamente fácil puesto además de que en la zona no funcionaban las comunicaciones radiales, los automóviles estaban equipados para simular ser parte de las escolta y así burlar cualquier control policial del retén de Las Vizcachas. El enfrentamiento trajo como saldo la muerte de cinco escoltas pero había fallado en su objetivo primordial: el no estallido de tres lanzacohetes más la pericia del chofer del Mercedes blindado de Pinochet que golpeando el auto del grupo de retaguardia volvió hacia El Melocotón con Pinochet solamente herido en sus manos y piernas producto de las esquirlas.
Un día después del atentado la Dirección Nacional del FPMR recibió el parte operativo en donde se narraban los hechos, explicando que “el cohete destinado al tirano impacta en un vidrio trasero sin llegar a detonarse”[2], además, el otro cohete destinado a Pinochet ni siquiera alcanzó a salir.
El factor principal para que la maniobra se abortara habría sido la falla en el armamento utilizado, principalmente los lanzacohetes que no estallaron. Entre los pertrechos de Carrizal venían los lanzacohetes RPG, de fabricación rusa y también los LOW que eran los que las tropas estadounidenses habían abandonado durante la guerra de Vietnam, “venía la advertencia de que cada diez funcionaba uno, entonces tu no puedes efectuar una acción sobre la base de un armamento que no es seguro…pero eso no se discutió, existía la decisión de echárselo donde se pudiera y creo que eso es un apresuramiento …estamos caga’os, dejemos la cagá, ese es el concepto…puede parecer burdo pero las cosas eran así”.[3]
Las razones sobrenaturales o religiosas a las que Pinochet alude hasta el día de hoy como responsables de su salvación no son tales pues además de la poca confiabilidad del armamento, el cohete LOW utilizado posee una cadena de activación para que el percutor dé con el fulminante, que requiere de al menos 9, 144 metros desde que el proyectil sale hasta que impacta con su objetivo, pero la distancia entre el tirador y el blanco aquel día fue menor por lo que irremediablemente debía fallar.
El mérito que tenía la emboscada, de explotar al máximo el factor sorpresa, se diluyó por la mala elección del armamento tomando en cuenta que la única forma de destruir un vehículo blindado era con un lanzacohetes, sí estos no funcionaban la acción inevitablemente fracasaría.
A mediados de 1986 fue nombrado jefe de la Operación ‘Patria Nueva’ José J. Valenzuela Levi, el Comandante Ernesto, combatiente en la revolución sandinista, quien había ingresado al país de manera clandestina el año anterior. Inicialmente la alternativa para llevar a cabo la operación habría sido la de hacer explotar el camino, como lo había hecho la ETA en 1973 en el atentado a Carrero Blanco en Madrid, por lo cual se decidió arrendar una amasandería en las Vizcachas para construir un túnel. Esta opción se descartaría finalmente por cuanto la velocidad de los vehículos reducía el porcentaje de efectividad, además que entre el armamento perdido en Carrizal se encontraba la mayor parte de los explosivos que se utilizarían, inclinándose por la opción de la emboscada. El túnel serviría para ocultar las armas que se utilizarían en el procedimiento.
La operación debía efectuarse lo más rápido posible y quizás por eso falló, pero el PC estaba atrapado en una dinámica que lo presionaba a demostrar con hechos que tenía la razón, que su alternativa era la correcta y que irremediablemente debían pagarse los costos necesarios tras cada embate.
Bajo la misma jefatura comenzaría el plan alterno, arrendándose una casa en el sector de La Obra. Se envió a otros militantes a una hostería en San Alfonso como misioneros, se realizó una etapa de acondicionamiento físico y se consiguieron los vehículos adecuados para el ataque y posterior escape, con balizas y sirenas.
El proceso de preparación se habría llevado a cabo al margen de la Dirección de Frente, incorporando sí a su Jefe, tomando a un grupo de veinticinco combatientes que no se habrían enterado sino una semana antes para lo que se les preparaba.
Se formaron diferentes grupos, cada uno con sus respectivos jefes a quienes se les definió su rol en la maniobra. El grupo 501 era el de ‘contención y choque’ y debía detener el avance de la comitiva debiendo eliminar el primer vehículo de escoltas y las dos motos de carabineros; el grupo 502 era el de ‘asalto’ que debía aniquilar al segundo y tercer vehículo, uno de los que podría ser el que ocupaba Pinochet; el grupo 503 sería también de asalto y debía acabar con el cuarto vehículo de la comitiva; estos dos grupos estarían apostados en el cerro. El último grupo, el de ‘retaguardia’, tenía la tarea de atacar al último auto de la comitiva y cortar el paso a quien pretendiera escapar. Vehículos, lanzacohetes LOW, granadas, subametralladoras y fusiles M-16 serían utilizados para la ofensiva[1].
La Izquierda había convocado para el jueves 4 de Septiembre una jornada de protesta con el fin de conmemorar la elección presidencial de Salvador Allende, mismo día en el que se acuartelaron los combatientes que protagonizarían el atentado. Al día siguiente Pinochet se dirigía hacia El Melocotón luego de dirigir las acciones represivas contra la protesta.
El domingo 7 de septiembre a las 18:32, cuando Pinochet retornaba a Santiago se materializó la operación. Durante siete minutos se desató una balacera tras la cual los frentistas se descolgaron del cerro para abordar los autos que estaban dispuesto para una fuga que dada la escasa respuesta resultó sorpresivamente fácil puesto además de que en la zona no funcionaban las comunicaciones radiales, los automóviles estaban equipados para simular ser parte de las escolta y así burlar cualquier control policial del retén de Las Vizcachas. El enfrentamiento trajo como saldo la muerte de cinco escoltas pero había fallado en su objetivo primordial: el no estallido de tres lanzacohetes más la pericia del chofer del Mercedes blindado de Pinochet que golpeando el auto del grupo de retaguardia volvió hacia El Melocotón con Pinochet solamente herido en sus manos y piernas producto de las esquirlas.
Un día después del atentado la Dirección Nacional del FPMR recibió el parte operativo en donde se narraban los hechos, explicando que “el cohete destinado al tirano impacta en un vidrio trasero sin llegar a detonarse”[2], además, el otro cohete destinado a Pinochet ni siquiera alcanzó a salir.
El factor principal para que la maniobra se abortara habría sido la falla en el armamento utilizado, principalmente los lanzacohetes que no estallaron. Entre los pertrechos de Carrizal venían los lanzacohetes RPG, de fabricación rusa y también los LOW que eran los que las tropas estadounidenses habían abandonado durante la guerra de Vietnam, “venía la advertencia de que cada diez funcionaba uno, entonces tu no puedes efectuar una acción sobre la base de un armamento que no es seguro…pero eso no se discutió, existía la decisión de echárselo donde se pudiera y creo que eso es un apresuramiento …estamos caga’os, dejemos la cagá, ese es el concepto…puede parecer burdo pero las cosas eran así”.[3]
Las razones sobrenaturales o religiosas a las que Pinochet alude hasta el día de hoy como responsables de su salvación no son tales pues además de la poca confiabilidad del armamento, el cohete LOW utilizado posee una cadena de activación para que el percutor dé con el fulminante, que requiere de al menos 9, 144 metros desde que el proyectil sale hasta que impacta con su objetivo, pero la distancia entre el tirador y el blanco aquel día fue menor por lo que irremediablemente debía fallar.
El mérito que tenía la emboscada, de explotar al máximo el factor sorpresa, se diluyó por la mala elección del armamento tomando en cuenta que la única forma de destruir un vehículo blindado era con un lanzacohetes, sí estos no funcionaban la acción inevitablemente fracasaría.
Patricio Vargas Q.
[1] Cfr. con Verdugo, P. y Hertz, C. “Operación Siglo XX”. Ediciones Chile - América CESOC, Stgo., Chile, 2000. Págs. 81 y 82.
[2] Citado por Lozza, A. “Atentado a…”. Pág. 19.
[3] Conversación con Pedro. 23 de Noviembre del 2001.
[1] Cfr. con Verdugo, P. y Hertz, C. “Operación Siglo XX”. Ediciones Chile - América CESOC, Stgo., Chile, 2000. Págs. 81 y 82.
[2] Citado por Lozza, A. “Atentado a…”. Pág. 19.
[3] Conversación con Pedro. 23 de Noviembre del 2001.
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