FACTORES DEL CLIMA
1.- LATITUD: influye sustancialmente en el régimen de la temperatura. Hay áreas del planeta en que la incidencia de los rayos solares será siempre mayor, esto es, en las tropicales, a partir de las cuales comienza una gradual disminución a medida que la latitud aumenta.
No toda la energía solar que alcanza la superficie terrestre es susceptible de ser empleada en los procesos climáticos y en el intercambio entre la atmósfera y los demás componentes del geosistema. La luz reflejada por la superficie terrestre, de acuerdo a su naturaleza y componentes, o por las nubes, al igual que aquella que es dispersada hacia el espacio, constituyen la pérdida de radiación.
En consecuencia la pérdida de radiación es baja en la región del norte y centro de Chile, pero crece paulatinamente hacia el sur, lo que significa alta pérdida de energía, con su centro en la región archipielágica y patagonia austral, donde alcanza al 40% de la radiación recibida y que se explica por la persistencia de la cubierta nubosa y la existencia de campos de hielo.
Así las temperaturas registradas a lo largo del territorio, en términos generales, disminuyen paulatinamente de norte a sur. Mientras en Arica el promedio anual es de 18,7°C, en Navarino (XII Región) es de 5,9°C, lo que significa que existe una diferencia de 12,8°C en casi 37° de latitud.
Entre los 20° y los 30° de latitud sur se da una diferencia de 2,8°C por debajo de lo normal, situación que está motivada por los efectos de la corriente fría de Humboldt, que modera la temperatura
Entre los 50° y los 60° de latitud sur, la diferencia es de 4,6°C por sobre lo normal, lo cual se justifica por la carencia de tierras en estas latitudes.
En resumen, el norte presenta temperaturas más bajas que lo normal para el hemisferio, y el extremo sur temperaturas más altas.
La circulación general de la atmósfera adquiere también una importancia capital en la distribución de las precipitaciones, originando una región con una escasa o nula presencia de agua para el Norte Grande, una región lluviosa para el extremo sur y una de transición para el centro del país, con un régimen de verano seco e invierno húmedo.
Según la disposición latitudinal de Chile, es posible distinguir dos grandes regiones separadas aproximadamente por el paralelo de los 30°. Al norte queda una región árida, con una marcada deficiencia de precipitaciones y al sur otra húmeda, caracterizada por la alternancia de períodos secos, con cielos despejados, y períodos de lluvias con nubosidad y mal tiempo.
En contraposición con la homogeneidad térmica, la precipitación presenta una extraordinaria variación espacial. En la zona norte se encuentran los lugares más secos del planeta, mientras que en el sur del territorio hay sectores donde se superan los 5.000 mm en un año. Arica, localizada a los 18°28'S y 70°20'W, prácticamente no registra precipitaciones, tan sólo 0,9 mm al año, mientras que San Pedro, ubicado a los 47°43'S y 74°55'W, registra 4.266 mm anuales.
Desde el límite norte del país y hasta los 27° Lat. S las precipitaciones registradas alcanzan valores inferiores a los 50 mm, demarcando de esta manera una extensa región con características desérticas. La excepción la constituye en esta área la alta cordillera de Los Andes, donde se encuentran núcleos con importantes valores de precipitación, de hasta 300 mm, en Parinacota. Al sur de la latitud indicada, la precipitación comienza a aumentar en forma gradual hasta alcanzar valores relativamente importantes en la región insular del territorio, sobre todo entre los 48° y los 53° de latitud sur, como es el caso del Islote Evangelistas, con 2.677,5 mm al año. La excepción la constituye el territorio que se encuentra ubicado al este de la cordillera de Los Andes, en la Patagonia: en Puerto Bories la precipitación anual es de 303 mm y en Punta Arenas de 416 mm.
2.- LA PROXIMIDAD DEL OCÉANO Y LA CORRIENTE DE HUMBOLDT: en Chile a partir de la latitud de Valdivia hacia el norte, las corrientes marinas comienzan a cobrar importancia, ya que sus aguas son anormalmente frías como consecuencia de la presencia de la corriente de Humboldt. Su presencia modera las temperaturas del norte de Chile, confiriéndole de este modo una gran homogeneidad térmica a la zona costera del país en general. La presencia de sectores con desusada frialdad de esta corriente, asociada a los flujos de aire provenientes del sur, permiten la generación de neblinas.
En aquellos lugares donde la cordillera de la Costa pierde continuidad, las masas de aire húmedo provenientes del mar penetran hacia el interior, haciendo sentir su presencia hasta unos 100 km tierra adentro. Lo mismo suceso a lo largo de los grandes valles de los ríos.
La presencia del mar a lo largo de todo el territorio, por lo tanto, es vital en los rasgos climáticos que aquí se dan, esencialmente en su aspecto moderador o regulador de la temperatura tanto en sus variaciones diarias como estacionales. De hecho, la vertiente occidental de ambas cordilleras nota con mayor intensidad la influencia marítima que la oriental.
3.- EL RELIEVE: otro factor que modifica fuertemente el clima es el relieve, que en el caso de Chile está marcado por el macizo andino, que se extiende de norte a sur como una columna vertebral. En él tanto su anchura como su altura decrecen hacia el extremo sur. En su sector septentrional y hasta aproximadamente los 23° Lat. S., la cordillera andina se presenta en su parte oriental como una ancha meseta, con una altura de 3.000 a 4.000 m., conocida como altiplano. De la latitud señalada y hasta los 39° S está cordillera pierde extensión este oeste, aunque no merma ostensiblemente su elevación. No obstante, desde aquí hacia el sur pierde altitud a tal punto que sólo ocasionalmente supera los 2.000 m.
El segundo rasgo orográfico de importancia lo constituye la cordillera de la Costa, la cual se dispone también de norte a sur, aunque que con una menor altura que la anterior y en forma variable. En el norte del país adquiere una altura por sobre los 1.000 m. y a partir de los 22° Lat. S gana altura superando los 1.500 m, en una extensión considerable. Posteriormente disminuye para dar paso a la alternancia de los valles transversales. Más al sur, la cordillera de la Costa no tiene un desarrollo notable en altura, salvo frente a la ciudad de Santiago y en la cordillera de Nahuelbuta (al sur del Biobío). Su última manifestación de importancia se hace presente en la isla Grande de Chiloé, con el nombre de cordillera de Piuchén, en que supera escasamente los 500 m.
El emplazamiento de los rasgos orográficos descritos anteriormente incide en la distribución de la temperatura, en los vientos y en las precipitaciones del territorio.
En cuento a la temperatura, ésta se manifiesta en mayor o menor grado según la altitud y forma del relieve, el que además altera la incidencia de los rayos solares en sus vertientes, así como también determina la duración de la insolación diaria. De hecho, la insolación es mayor en el extremo norte para disminuir paulatinamente hacia el sur; por su lado, la vertiente oriental y norte del relieve costero y andino recibe mayor cantidad de insolación por su exposición a los rayos solares.
Además al impedir la cordillera de la Costa la influencia marina al interior del continente, origina que la Depresión Intermedia tienda a presentar un aumento de sus valores extremos en temperatura.
No obstante, se puede afirmar que Chile presenta una homogeneidad térmica a lo largo de todo el territorio, ya que hay un predominio franco de los climas templados.
La influencia del relieve en los vientos es marcada. Así, por ejemplo, la cordillera de Los Andes se constituye en un verdadero biombo para las influencias continentales provenientes del lado boliviano y argentino; a su vez, la cordillera de la Costa hace lo propio con las influencias marítimas. Sin embargo, en este último caso por obstrucción directa canaliza los vientos en la Depresión Intermedia, permitiendo que los vientos sur sean constantes, en lugar de ser los del suroeste.
Es de importancia hacer notar el papel que cumple el relieve como agente modificador de las precipitaciones, situación que en Chile cobra especial significación por la disposición que toma éste, y que se manifiesta por regla general mediante un aumento de las precipitaciones de oeste a este por efecto de la altura.
Otra modificación dada por el relieve es la orientación de los macizos montañosos. Por lo general, las precipitaciones y la humedad son mayores a barlovento que a sotavento. Un ejemplo de ello se encuentra en la costa norte de Chile, donde el relieve intercepta los vientos cargados de humedad provenientes del mar, obteniendo de este modo una cantidad de agua que, si bien es escasa, permite la formación de neblina, que mantiene alguna vegetación cuando la frecuencia de este fenómeno así lo permite; el interior del país queda sometido a una masa de aire superior seca y estable.
4.- PRESIÓN ATMOSFÉRICA Y VIENTOS: la localización de los centros de presión que ejercen su influencia sobre la caracterización de los climas de Chile, presenta aspectos distintivos.
El extremo norte se encuentra bajo el dominio de una gran región de alta presión o anticiclón que se ubica sobre el Pacífico frente al litoral norte del país. Este centro se desplaza aproximadamente entre los 25° y los 35° de Lat. S y unos 90° Long. W. Este sistema semipermanente se denomina Anticiclón del Pacífico, donde se generan masas de aire extremadamente secas y de gran estabilidad atmosférica.
El descenso de la presión continúa hasta las proximidades de los 70° Lat. S, sector donde se ubica la región de las bajas presiones..
Otro sistema que tiene importancia en la generación de los climas de Chile es el de Baja Presión Continental, que aparece parcialmente en el norte argentino.
El rasgo distintivo más notable de estos centros de presión lo constituye la extensión del Anticiclón del Pacífico, el sufre desplazamiento hacia el norte y hacia el sur durante el año. Así por ejemplo, en la época de verano su influencia se extiende más al sur de Chiloé y penetra decididamente hacia el interior del continente, generando con ello buen tiempo en algunas latitudes.
Por otro lado, en cuanto a la relación de los centros de presión y los movimientos de masas de aire, se advierte que el norte está sometido a los vientos del sur y del suroeste durante todo el año. Estos vientos forman parte del gran sistema de los vientos alisios. A su vez, en el sector sur dominan vientos del oeste y del noroeste. Entre ambos regímenes se localiza una faja de calmas o vientos variables. No obstante, hay que tener presente que en los regímenes de los vientos interviene otras situaciones como la orografía, por ejemplo.
De este modo, la latitud influye en forma determinante en el régimen de los vientos a gran escala: vientos de predominancia sur y suroeste en el norte del país, calmas y vientos variables entre Rancagua y Concepción, y oeste y noroestes en la región austral.
5.- ALTITUD. También crea variaciones térmicas ya que a mayor altitud, menor temperatura
No toda la energía solar que alcanza la superficie terrestre es susceptible de ser empleada en los procesos climáticos y en el intercambio entre la atmósfera y los demás componentes del geosistema. La luz reflejada por la superficie terrestre, de acuerdo a su naturaleza y componentes, o por las nubes, al igual que aquella que es dispersada hacia el espacio, constituyen la pérdida de radiación.
En consecuencia la pérdida de radiación es baja en la región del norte y centro de Chile, pero crece paulatinamente hacia el sur, lo que significa alta pérdida de energía, con su centro en la región archipielágica y patagonia austral, donde alcanza al 40% de la radiación recibida y que se explica por la persistencia de la cubierta nubosa y la existencia de campos de hielo.
Así las temperaturas registradas a lo largo del territorio, en términos generales, disminuyen paulatinamente de norte a sur. Mientras en Arica el promedio anual es de 18,7°C, en Navarino (XII Región) es de 5,9°C, lo que significa que existe una diferencia de 12,8°C en casi 37° de latitud.
Entre los 20° y los 30° de latitud sur se da una diferencia de 2,8°C por debajo de lo normal, situación que está motivada por los efectos de la corriente fría de Humboldt, que modera la temperatura
Entre los 50° y los 60° de latitud sur, la diferencia es de 4,6°C por sobre lo normal, lo cual se justifica por la carencia de tierras en estas latitudes.
En resumen, el norte presenta temperaturas más bajas que lo normal para el hemisferio, y el extremo sur temperaturas más altas.
La circulación general de la atmósfera adquiere también una importancia capital en la distribución de las precipitaciones, originando una región con una escasa o nula presencia de agua para el Norte Grande, una región lluviosa para el extremo sur y una de transición para el centro del país, con un régimen de verano seco e invierno húmedo.
Según la disposición latitudinal de Chile, es posible distinguir dos grandes regiones separadas aproximadamente por el paralelo de los 30°. Al norte queda una región árida, con una marcada deficiencia de precipitaciones y al sur otra húmeda, caracterizada por la alternancia de períodos secos, con cielos despejados, y períodos de lluvias con nubosidad y mal tiempo.
En contraposición con la homogeneidad térmica, la precipitación presenta una extraordinaria variación espacial. En la zona norte se encuentran los lugares más secos del planeta, mientras que en el sur del territorio hay sectores donde se superan los 5.000 mm en un año. Arica, localizada a los 18°28'S y 70°20'W, prácticamente no registra precipitaciones, tan sólo 0,9 mm al año, mientras que San Pedro, ubicado a los 47°43'S y 74°55'W, registra 4.266 mm anuales.
Desde el límite norte del país y hasta los 27° Lat. S las precipitaciones registradas alcanzan valores inferiores a los 50 mm, demarcando de esta manera una extensa región con características desérticas. La excepción la constituye en esta área la alta cordillera de Los Andes, donde se encuentran núcleos con importantes valores de precipitación, de hasta 300 mm, en Parinacota. Al sur de la latitud indicada, la precipitación comienza a aumentar en forma gradual hasta alcanzar valores relativamente importantes en la región insular del territorio, sobre todo entre los 48° y los 53° de latitud sur, como es el caso del Islote Evangelistas, con 2.677,5 mm al año. La excepción la constituye el territorio que se encuentra ubicado al este de la cordillera de Los Andes, en la Patagonia: en Puerto Bories la precipitación anual es de 303 mm y en Punta Arenas de 416 mm.
2.- LA PROXIMIDAD DEL OCÉANO Y LA CORRIENTE DE HUMBOLDT: en Chile a partir de la latitud de Valdivia hacia el norte, las corrientes marinas comienzan a cobrar importancia, ya que sus aguas son anormalmente frías como consecuencia de la presencia de la corriente de Humboldt. Su presencia modera las temperaturas del norte de Chile, confiriéndole de este modo una gran homogeneidad térmica a la zona costera del país en general. La presencia de sectores con desusada frialdad de esta corriente, asociada a los flujos de aire provenientes del sur, permiten la generación de neblinas.
En aquellos lugares donde la cordillera de la Costa pierde continuidad, las masas de aire húmedo provenientes del mar penetran hacia el interior, haciendo sentir su presencia hasta unos 100 km tierra adentro. Lo mismo suceso a lo largo de los grandes valles de los ríos.
La presencia del mar a lo largo de todo el territorio, por lo tanto, es vital en los rasgos climáticos que aquí se dan, esencialmente en su aspecto moderador o regulador de la temperatura tanto en sus variaciones diarias como estacionales. De hecho, la vertiente occidental de ambas cordilleras nota con mayor intensidad la influencia marítima que la oriental.
3.- EL RELIEVE: otro factor que modifica fuertemente el clima es el relieve, que en el caso de Chile está marcado por el macizo andino, que se extiende de norte a sur como una columna vertebral. En él tanto su anchura como su altura decrecen hacia el extremo sur. En su sector septentrional y hasta aproximadamente los 23° Lat. S., la cordillera andina se presenta en su parte oriental como una ancha meseta, con una altura de 3.000 a 4.000 m., conocida como altiplano. De la latitud señalada y hasta los 39° S está cordillera pierde extensión este oeste, aunque no merma ostensiblemente su elevación. No obstante, desde aquí hacia el sur pierde altitud a tal punto que sólo ocasionalmente supera los 2.000 m.
El segundo rasgo orográfico de importancia lo constituye la cordillera de la Costa, la cual se dispone también de norte a sur, aunque que con una menor altura que la anterior y en forma variable. En el norte del país adquiere una altura por sobre los 1.000 m. y a partir de los 22° Lat. S gana altura superando los 1.500 m, en una extensión considerable. Posteriormente disminuye para dar paso a la alternancia de los valles transversales. Más al sur, la cordillera de la Costa no tiene un desarrollo notable en altura, salvo frente a la ciudad de Santiago y en la cordillera de Nahuelbuta (al sur del Biobío). Su última manifestación de importancia se hace presente en la isla Grande de Chiloé, con el nombre de cordillera de Piuchén, en que supera escasamente los 500 m.
El emplazamiento de los rasgos orográficos descritos anteriormente incide en la distribución de la temperatura, en los vientos y en las precipitaciones del territorio.
En cuento a la temperatura, ésta se manifiesta en mayor o menor grado según la altitud y forma del relieve, el que además altera la incidencia de los rayos solares en sus vertientes, así como también determina la duración de la insolación diaria. De hecho, la insolación es mayor en el extremo norte para disminuir paulatinamente hacia el sur; por su lado, la vertiente oriental y norte del relieve costero y andino recibe mayor cantidad de insolación por su exposición a los rayos solares.
Además al impedir la cordillera de la Costa la influencia marina al interior del continente, origina que la Depresión Intermedia tienda a presentar un aumento de sus valores extremos en temperatura.
No obstante, se puede afirmar que Chile presenta una homogeneidad térmica a lo largo de todo el territorio, ya que hay un predominio franco de los climas templados.
La influencia del relieve en los vientos es marcada. Así, por ejemplo, la cordillera de Los Andes se constituye en un verdadero biombo para las influencias continentales provenientes del lado boliviano y argentino; a su vez, la cordillera de la Costa hace lo propio con las influencias marítimas. Sin embargo, en este último caso por obstrucción directa canaliza los vientos en la Depresión Intermedia, permitiendo que los vientos sur sean constantes, en lugar de ser los del suroeste.
Es de importancia hacer notar el papel que cumple el relieve como agente modificador de las precipitaciones, situación que en Chile cobra especial significación por la disposición que toma éste, y que se manifiesta por regla general mediante un aumento de las precipitaciones de oeste a este por efecto de la altura.
Otra modificación dada por el relieve es la orientación de los macizos montañosos. Por lo general, las precipitaciones y la humedad son mayores a barlovento que a sotavento. Un ejemplo de ello se encuentra en la costa norte de Chile, donde el relieve intercepta los vientos cargados de humedad provenientes del mar, obteniendo de este modo una cantidad de agua que, si bien es escasa, permite la formación de neblina, que mantiene alguna vegetación cuando la frecuencia de este fenómeno así lo permite; el interior del país queda sometido a una masa de aire superior seca y estable.
4.- PRESIÓN ATMOSFÉRICA Y VIENTOS: la localización de los centros de presión que ejercen su influencia sobre la caracterización de los climas de Chile, presenta aspectos distintivos.
El extremo norte se encuentra bajo el dominio de una gran región de alta presión o anticiclón que se ubica sobre el Pacífico frente al litoral norte del país. Este centro se desplaza aproximadamente entre los 25° y los 35° de Lat. S y unos 90° Long. W. Este sistema semipermanente se denomina Anticiclón del Pacífico, donde se generan masas de aire extremadamente secas y de gran estabilidad atmosférica.
El descenso de la presión continúa hasta las proximidades de los 70° Lat. S, sector donde se ubica la región de las bajas presiones..
Otro sistema que tiene importancia en la generación de los climas de Chile es el de Baja Presión Continental, que aparece parcialmente en el norte argentino.
El rasgo distintivo más notable de estos centros de presión lo constituye la extensión del Anticiclón del Pacífico, el sufre desplazamiento hacia el norte y hacia el sur durante el año. Así por ejemplo, en la época de verano su influencia se extiende más al sur de Chiloé y penetra decididamente hacia el interior del continente, generando con ello buen tiempo en algunas latitudes.
Por otro lado, en cuanto a la relación de los centros de presión y los movimientos de masas de aire, se advierte que el norte está sometido a los vientos del sur y del suroeste durante todo el año. Estos vientos forman parte del gran sistema de los vientos alisios. A su vez, en el sector sur dominan vientos del oeste y del noroeste. Entre ambos regímenes se localiza una faja de calmas o vientos variables. No obstante, hay que tener presente que en los regímenes de los vientos interviene otras situaciones como la orografía, por ejemplo.
De este modo, la latitud influye en forma determinante en el régimen de los vientos a gran escala: vientos de predominancia sur y suroeste en el norte del país, calmas y vientos variables entre Rancagua y Concepción, y oeste y noroestes en la región austral.
5.- ALTITUD. También crea variaciones térmicas ya que a mayor altitud, menor temperatura
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